- 8 de junio de 2016
¿Qué diferencias hay entre SICAVs, ETFs y fondos de inversión y que conviene saber?
Existen tres tipos para hacer esta inversión: los fondos de inversión que es en el que más se invierte, aunque todavía están muy infrautilizadas sus ventajas, los ETFs (Exchanged Traded Funds o "fondos cotizados") relativamente nuevos para las familias españolas y las demonizadas SICAVs, especialmente en esta eterna campaña electoral.
A pesar de que en esencia son muy similares, tienen características distintas según el ámbito que estemos analizando.
Gestión:
Es los tres casos, la gestión la realiza una entidad gestora registrada, sin embargo hay diferencias entre los tres:
En el caso de los ETFs la gestión es pasiva intentando replicar un índice, por ejemplo un ETF del Ibex deberá estar invertido en las 35 acciones que lo componen en esa misma ponderación (ya sea utilizando derivados o invirtiendo directamente).
Los fondos de inversión también pueden ser pasivos, pero la mayoría de ellos tienen una gestión activa, que decide la gestora en base a una política de inversión.
Por último en las SICAVs, aunque existe un gestor, que en muchos casos lleva él la toma de decisiones, los accionistas tienen mucho poder, en primer lugar para definir la política de inversión e incluso la gestora y en segundo para consensuar con el gestor decisiones concretas.
Operativa:
Los fondos de inversión, son los más "difícilmente accesibles" ya que se deben contratar, o bien directamente en la gestora o bien a través de comercializadoras que puedan ofrecerlos. Por lo tanto un inversor se puede encontrar con el caso de no poder contratar un fondo determinado y necesitar abrir otra cuenta para hacerlo, o incluso no poder acceder a él por sus elevados mínimos. Parece ser que Bolsas y Mercados Españoles (BME) está creando una plataforma para hacerlo, sin embargo a día de hoy no existe.
Sin embargo, tanto los ETFs como las SICAVs al cotizar en bolsa (las SICAVs en el MAB) se pueden comprar y vender desde cualquier cuenta de valores de un broker, sin más mínimo que el de la comisión que aplique cada uno, de la misma forma que se compran acciones de cualquier empresa o letras del tesoro.
Liquidez:
Por ley, los tres tienen unos coeficientes de liquidez para hacer frente a reembolsos, pero en ETFs y SICAVs se va más allá y para dar más tranquilidad al ahorrador se exige que tengan "creadores de mercado" o "proveedores de liquidez" con el fin de que siempre se puedan comprar o vender títulos con mercado abierto.
Por otra parte, mientras los fondos y las SICAVs tienen un valor liquidativo diario, que se publica al día siguiente o dos días después de que se cierra, los ETFs se pueden comprar y vender de forma “intradiaria” conociéndose en todo momento el precio.
Fiscalidad:
A pesar de la imagen que se le da a las SICAVs, los tres formatos, como IICs que son, tienen una tributación ventajosa en el Impuesto de Sociedades en el que pagan el 1%. También es común a las tres figuras que cuando un inversor vende o cobra un dividendo tributa como base del ahorro en IRPF (para 2016 del 19 al 23%), si éste es persona física.
La diferencia más importante en este aspecto es que los fondos de inversión son traspasables sin tributar, es decir si se venden participaciones de uno para comprar las de otro (independientemente de la política de inversión y de la gestora) no se declara, sino que los beneficios se van arrastrando y acumulando hasta el momento que elija el inversor.
El funcionamiento para las SICAVs es el mismo (se pueden traspasar sin peaje fiscal con otras SICAVs o fondos) siempre que cumplan con la condición de tener 500 accionistas, en caso contrario la SICAV puede ser destino de un traspaso pero no origen, es decir quien haya invertido en una SICAV con menos de 500 partícipes y quiera vender (aunque sea para reinvertir) deberá pasar por caja.
El que se lleva la peor parte en este sentido es el ETF, vehículo que no permite el traspaso, es decir se deben hacer ventas y tributar por los beneficios en cualquier caso.
En definitiva, las tres tienen ventajas comunes (facilidad de diversificación, seguridad para el inversor o gestión profesionalizada) pero además presenta algunas específicas que puede hacer decantarse por una de las tres, dependiendo de las necesidades y objetivos de cada uno, o incluso, ya que son complementarios y no sustitutivos, que los tres formen parte de una cartera de inversión.
FUENTE: CINCO DIAS